Comunicamos todo el tiempo, aunque carezcamos de una estrategia al respecto. Las empresas, las marcas, las personas, los gobiernos son el reflejo de lo que dicen a través de sus mensajes, de sus hechos y los valores que los definen. Todo ello va conformando la reputación de la empresa, de la organización y de las personas.
Según la RAE, la reputación es “opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo”. Esta opinión no surge de la noche a la mañana sino que se va conformando en la mente de las personas a lo largo de los años, a través de la experiencia con esa empresa y lo que los demás cuentan de ella.
La reputación es sinónimo de confianza y la confianza es la base de la construcción de cualquier relación, especialmente la comercial. Los consumidores buscan confianza a la hora de adquirir un producto o servicio y son cada vez más exigentes. Se estima que uno de cada 2 consumidores ya basa sus decisiones de compra en función de la responsabilidad social, ambiental y ética de sus marcas. En mercados globales y transparentes tener buena reputación es clave para el éxito comercial.
Por ello, hoy en día las marcas, las empresas, los gobiernos y las personas deben gestionar su reputación. De poco sirven las estrategias de marketing para “marcas mentirosas” o empresas irresponsables, porque una vez que el consumidor tenga la experiencia real y descubra que le han dado “gato por liebre” dejará de confiar en ese producto.
Las crisis reputacionales afectan a casi todas las empresas a lo largo de su vida. En los últimos meses hemos asistido a dos casos muy notables. La automotriz alemana Volkswagen, por ocultar pruebas de emisión de gases, y la empresa mexicana de alimentos La Costeña, al aparecer en redes sociales unas imágenes en las que se pone en entredicho la calidad de sus procesos.
Diferentes estudios concluyen que las empresas que tienen un importante y sólido capital reputacional logrado a través de los años, son más competitivas porque atraen y retienen talento, tienen acceso a capital en condiciones ventajosas, y venden más; y en caso de crisis, disfrutan del beneficio de la duda y se recuperan a medio plazo. En un un par de años, comprobaremos qué tan solida era la reputación de estas empresas y cómo fue el manejo de la crisis.
Y tú, ¿aún no tienes un plan para gestionar la reputación y aprovecharte de su capital? ¿le apuestas a la improvisación y las pólizas de seguros? Si quieres construir y proteger tu reputación, debes tener una estrategia y una gestión. Pregúntanos en info@cabalconsulting.com