La conexión entre Reputación corporativa y RSC
Cuando se habla de las ventajas para iniciar una estrategia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se menciona como uno de sus beneficios la mejora de la Reputación. Pero, ¿cómo se relacionan estos dos conceptos? En este post vamos a resumir los aspectos clave en gestión de la Reputación, y cómo se conecta con la RSC o RSE.
Reputación corporativa, una ventaja competitiva
Hoy se habla de la buena Reputación empresarial como una ventaja competitiva, porque una buena reputación es sinónimo de confianza de los grupos de interés. Ante una sociedad cada vez más informada y exigente, y un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) una buena reputación es una ventaja competitiva porque influye en las decisiones de compra y lealtad de los clientes; genera compromiso en los empleados y mejores condiciones de negociación con proveedores y financiadores; interesa a los medios de comunicación y otorga el beneficio de la duda cuando la empresa se ve envuelta en una crisis de reputación.
Según la experiencia de Reputation Institute, una de las organizaciones de referencia en Reputación creadora del modelo Reptrack, por cada punto que se incrementa en la reputación de una empresa, aumenta un 2,6% su valor total. También se estima que las empresas con mejor Reputación despiertan el interés de los consumidores, que son más proclives a recomendarlas frente a otras con menor capital reputacional. Así pues, la Reputación tiene un impacto directo en el negocio.
La preocupación por la reputación de las personas o de las empresas no es nueva. Tradicionalmente se habla de que una empresa tiene “buen nombre” o que tal o cual persona “goza de buena reputación”. Miguel de Cervantes en “El Quijote”, se refería a ella con la frase: “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas”. Sócrates, en la Grecia clásica, ya ofrecía pistas sobre cómo cuidar la rReputación: “El modo de obtener una buena reputación es procurar ser lo que se desea parecer.”
En efecto, este concepto no es nuevo, lo que es desconocido es el contexto en el que operan actualmente las empresas donde la incertidumbre, la desconfianza, el uso masivo de las redes sociales e internet y el aumento de las exigencias sociales, entre otros aspectos, han hecho multiplicar los riesgos reputacionales a los que una organización está expuesta y con ello la preocupación por la protección de la Reputación.
La revista Fortune fue la pionera en medir la Reputación de las empresas, creando en 1983 la encuesta The Most Admired American ́s Companies, realizada a 8.000 ejecutivos y analistas financieros sobre empresas pertenecientes a 32 sectores; hoy en día ha evolucionado y el Ránkin “World´s Most Admired Companies” es uno de los más esperados de cada año.
Este Rankin así como el que elabora Reputation Institute o Merco en nuestro entorno miden la reputación de la grandes organizaciones, comparándolas entre sí, en base a varias dimensiones que generalmente coinciden en todos ellos: calidad de los servicios y productos, buen gobierno, ética o ciudadanía, cuidado del medio ambiente, clima laboral, internacionalización, innovación y solidez financiera. Si analizamos con atención estas dimensiones, vemos que coindicen en gran parte con lo que hoy en día se entiende por RSC. Y es que una buena Reputación se explica en buena parte por el comportamiento ético y responsable de una organización.
Gestión de la reputación, una cuestión de estrategia
Una correcta estrategia de gestión de la Reputación corporativa debe considerar en primer lugar que la Reputación es un activo intangible, difícil de medir porque está en la “mente de otros”, los grupos de interés.
En segundo lugar, tengo que considerar que al estar en la “mente de otros” yo no puedo controlar mi Reputacion pero sí puedo influir en las percepciones de mis grupos de interés y de aquellos que influyen en las percepciones de mis grupos de interés.
Por ello, una correcta estrategia de Reputación debe estar enfocada a crear y mantener fuertes relaciones con los Grupos de Interés de la organización. A continuación os resumimos las fases claves en una estrategia de gestión de la reputación corporativa.
- Análisis de la organización, cuáles son los valores que la mueven y cómo es su comportamiento frente a los grupos de interés (es decir su RSC).
- Entendimiento del contexto en el que opera la organización y sus competidores. La reputación se mide necesariamente frente a otros, por eso siempre debemos medir nuestra reputación frente a los pares del sector en un contexto determinado.
- Identificación y escucha de sus grupos de interés, comprendiendo los asuntos que interesan a todos y cada uno de ellos y en función de ello, priorización de los riesgos y oportunidades reputacionales (gestión de riesgos).
- Elaboración del Plan de gestión de la reputación que incluya la reducción de riesgos y el aprovechamiento de oportunidades reputacionales.
- Elaboración de un Plan de crisis. La crisis tarde o temprano llegará, así que mejor estar preparados. Si una organización está desatendiendo un asunto que sus grupos de interés están reclamando y su competencia está abordando, se encuentra ante un elevado riesgo reputacional.
- Comunicación: en todo este proceso relacional la comunicación juega un papel fundamental. Cuando una organización tiene un déficit de comunicación hacia algún grupo de interés en un área donde está tiene un buen desempeño, se encuentra ante una oportunidad de incrementar su capital reputacional a través de una comunicación diferenciada, nuclear y de probabilidad de ocurrencia. Aumentar el capital reputacional nos blinda frente a futuras crisis y es como ya hemos dicho, una ventaja competitiva
Para terminar, recordamos una frase del presidente y director Ejecutivo de AON, Rory Moloney, en la introducción al Estudio Gestión del Riesgo Empresarial, (AON en 2017). “Vivimos en una era de volatilidad sin precedentes. Las tendencias en tres dimensiones principales (economía, demografía y geopolítica) combinadas con el ritmo exponencial del cambio tecnológico, están convergiendo para crear una nueva realidad desafiante para las organizaciones de todo el mundo. Mientras estas fuerzas crean nuevas y en ocasiones imprevistas oportunidades, también crean nuevos riesgos, que debe ser manejados, a menudo en nuevas formas”. Una de esas nuevas formas es una gestión de las organizaciones que entiende la importancia estratégica de la Reputación corporativa.
Y añadimos la famosa frase de Warren Buffet, “Toma veinte años construir una buena reputación y solo cinco minutos arruinarla. Si piensas en ello, harás las cosas de forma diferente”.
Belén Merino es consultora de RSC, especializada en gestión de la Reputación Corporativa. @BMerinoV
Bibliografía:
AON, (2017). Global Risk Management Survey. Ed. AON.
Fombrun Ch. y Van Riel, C (2004, Fame and Fortune. How Successful Companies Build Winning Reputations. Ed. Pearson Education.
Páginas web:
Merco: http://www.merco.info/es/
Reputation Institute: https://www.reputationinstitute.com/