¿Estarías dispuesto a que tu sueldo se fijase en función de tu ética?
El banco británico Barclays, que fue multado en junio de 2012 a pagar 340 millones de euros por distorsionar el líbor (el índice que fija los tipos de interés), anunciaba que el sueldo de los empleados dependerá de su ética[1]. Esta declaración cuando menos choca con la “tradicional creencia” de que “la ética está frontalmente opuesta al éxito empresarial”[2].
El anuncio de Barclays podría parecer a muchos una operación de marketing más, pero en el contexto actual de pérdida de credibilidad y reputación de las empresas y muy especialmente de las entidades financieras, esta decisión podría marcar un antes y un después en la gestión empresarial. Así podríamos pasar a una RSE avanzada como demanda José Miguel Rodríguez Fernández,[3] con un gobierno corporativo global ampliado de toma de decisiones y responsabilidad fiduciaria de sus directivos, entre otras características.
A Barclays su “falta de ética” le costó caro, pero no es el único. A la larga “la integridad, el respeto, el servicio, la excelencia y la responsabilidad” son valores que el consumidor/cliente/usuario tiene en cuenta a la hora de decidir.
Ante unos consumidores sobrecargados de información y de oferta; más concienciados con el cuidado del medio ambiente y con menos poder adquisitivo, muchos guiarán sus decisiones de compra basándose en la confianza, las experiencias positivas y las empresas responsables. En una palabra se fijarán en las empresas con mejor reputación, entendida ésta como “integridad y buen gobierno corporativo.[4] Así pues, la sostenibilidad de las empresas a largo plazo dependerá de su responsabilidad social y su forma de actuar conforme a la búsqueda del bien común para lograr sus objetivos y en palabras de Adela Cortina[5] “para resolver los problemas prácticos de nuestra sociedad”, lo que puede aportar innovación y por tanto creación de valor compartido.
Así que la afirmación de 2003 de Mayordomo[6] sobre “la ética como motor de crecimiento” está plenamente vigente. En este sentido, la ética sería el marco de actuación, el referente de los directivos y empleados para orientar sus actuaciones y lograr el éxito empresarial. Si el ideal de los negocios debe ser satisfacer las demandas de la sociedad[7], sin integridad, transparencia y veracidad no se logará la confianza que se necesita para fidelizar al cliente/consumidor y la empresa fracasará en sus objetivos de vender sus productos/servicios y desaparecerá.
Por ello, las características del comportamiento ético empresarial deben ser la escucha y el diálogo comprometido con los empleados para conseguir varios objetivos: incorporar a los empleados a la toma de decisiones; integrar sus expectativas y conocimientos en la estrategia de la empresa y, por ende, aumentar la probabilidad de que se alcancen los resultados esperados por la empresa (innovación y mejora del clima laboral).
Reconocimiento y compensación adecuada de éxitos a los empleados. La explicitación (por escrito) de un código ético que sea referente para todos los empleados. Trabajo colaborativo y en equipo para innovar y adaptarse a las demandas de la sociedad
El liderazgo ético de los directivos para conseguir una cultura empresarial referente en el mercado (diferenciación=éxito empresarial). Las buenas prácticas comerciales para generar confianza y establecer relaciones estables con los diferentes grupos de interés.
La orientación ética y el sentido común como parte del proceso de toma de decisiones. Y finalmente pero no menos importante, desarrollar la empatía y establecer canales de comunicación interna para informar veraz y oportunamente (transparencia).
[1] Cinco días (18-01-2013) . http://www.cincodias.com/articulo/mercados/barclays-comunica-empleados-sueldo-dependera-etica/20130118cdscdsmer_11/
[2] Juan Luis Mayordomo: “La ética como motor de crecimiento de la organización”.Pápeles de Ética, Economía y Dirección, nº8, 2003. Pág. 1
[3] Ekonomiaz, nº 65, 2º cuatrimestre, 2007.
[4] ComunicaRSEweb. “Casi la mitad del respeto o admiración que tenemos por una empresa viene dada de percibirla como responsable” en http://comunicarseweb.com.ar/?page=ampliada&id=9924
[5] Adela Cortina es catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y directora de la Fundación ÉTNOR.
[6] Juan Luis Mayordomo: “La ética como motor de crecimiento de la organización”. Pápeles de Ética, Economía y Dirección, nº8, 2003.
[7] Irene Saavedra Robledo. Página 3, Ética y Empresa.
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